Mucho ruido y pocas nueces: Probamos los “mejores profiteroles” de Paska.L en Berlín-Mitte

"Luna", "Titán", "Calisto": los pequeños pasteles de la nueva sucursal de Paska.L llevan nombres importantes. ¿Pero realmente cumplen lo que prometen?
Pastas choux, ¿pero mejores? Cremosas por dentro, extra crujientes por fuera: así es como deben saber estas pastas choux francesas con una masa choux ligera y una corteza de galleta que cruje ruidosamente al morderlas. Al menos en teoría.
En Berlín, estos pequeños pasteles aún no son muy populares. El Café Paska.L, especializado en pasta choux, abrió su tercera sucursal hace aproximadamente una semana en la Almstadtstraße, en Mitte.
En Instagram, la empresa berlinesa promete experiencias de sabor mágicas: sus choux son como "cuerpos celestes que te transportan a otros mundos". ¿De verdad cumplen esta promesa celestial? Lo ponemos a prueba.
¿Puede la crema de lichi y matcha en choux convencer?La selección en la vitrina es impresionante: además de clásicos como el chocolate o la crema de vainilla, la cafetería ofrece sabores más originales, como mango con maracuyá o caramelo con sal del Himalaya. Y como plato estrella del verano: una creación de matcha y lichi, verde, dulce y extremadamente fotogénica. Estos pequeños pasteles choux son realmente caros: las versiones clásicas parten de 4,60 €, mientras que las variedades más inusuales, con nombres evocadores como "Solar Flor" o "Callisto", cuestan la friolera de 6 €.
La tienda, sin embargo, tiene buena pinta: las paredes y el techo están cubiertos con una mezcla de azulejos azul medianoche y amarillo mantequilla. El portafiltro La Marzocco también es del mismo amarillo. No nos convencen demasiado los elementos cromados que se han instalado últimamente en tantos cafés berlineses: mesas redondas con apenas espacio para dos capuchinos, además de un banco de azulejos fríos integrado. La comodidad es algo completamente distinto.

Probamos seis variedades, una caja que costó la friolera de 29 €. Al abrirla, nos brilla un universo en miniatura, impreso en el interior. ¿Los profiteroles? Pequeños, pero fotografiables, con bonitas coberturas de crema: una frambuesa por aquí, un pistacho por allá. La base también tiene un aspecto apetitoso y crujiente con sus migas marrones, tal como prometen las guías de horneado.
Chocolate, vainilla, pistacho, frambuesa, matcha, lichi, merengue de limón... todo suena prometedor. Pero lo que se siente esponjoso y fresco al abrirlo, lamentablemente, queda un poco pegajoso en la boca. No se agrieta ni cruje, solo tiene mucha crema con una consistencia similar a la de un pudín. No se derrite, sino que se siente blando y frío en la lengua, en todas sus variedades.

No nos gustó especialmente la combinación de matcha y lichi; el chocolate y el pistacho estaban mejor, quizás simplemente porque con esos sabores es imposible equivocarse. La presentación, los nombres "celestiales", todo prometía gran cosa. Pero en realidad, solo hay una cosa que decir sobre estos pastelitos relativamente poco espectaculares: si no quieres sentirte lleno, este es tu lugar. Sin embargo, si estás dispuesto a pagar unos cinco euros por pieza, es otra cuestión. Nuestra conclusión: no estaba mal, pero preferimos el clásico profiterole, rebosante de crema.
Café Paska.L Choux . Almstadtstraße 5, 10119 Berlín. Lunes a sábado de 10 a 20 horas. www.instagram.com/paskal_choux
Berliner-zeitung